Propósitos:
Son aquellos proyectos generales que precisan, de una forma abstracta, organización.
Objetivos:
Son los desafíos, las finalidades hacia los que la empresa debe encaminarse, ya sean metas a corto o largo plazo.
Estrategias:
Para llegar a una meta trazada, es fundamental tener determinación en los propósitos que se desean lograr, en los objetivos a los que se apuntan, y en la acción en planes que definan cuáles son las asignaciones de los recursos necesarios para llegar a la meta definida.
Políticas:
Refieren a los principios generales que deben emplazar las acciones concretas que se deben tomar para concretar las metas definidas por medio de las estrategias determinadas.
Procedimientos:
Es la manera establecida en cómo se llevarán a cabo las tareas, es una especie de pauta de trabajo que permite la correcta ejecución de las tareas.
Reglas:
Son aquellas normas dominantes que no cuentan con una opción a la interpretación, pueden formar parte de un procedimiento.
Presupuestos:
Son aquellos planes cuantificados, que ayudan a desarrollar el plan. Se considera el más vital elemento que posibilita el control de la ejecución de las actividades previstas en el plan.
En definitiva, en la planificación reside la elaboración de un instrumento llamado plan que acopia lo que, en un futuro, debe realizarse, cómo hacerlo, dónde llevarlo a cabo y quién tiene que hacerlo. Siempre hay que tener en cuenta que antes de la elaboración de una planificación es fundamental un análisis anterior de la situación actual para poder precisar el punto de partida.